Como todos sabéis los bebés prematuros son aquellos que nacieron semanas antes de la fecha del parto. Debido a ésto, todos sus órganos presentan un cierto grado de inmadurez (son necesarias las 8 últimas semanas de gestación para completar la maduración) lo que dificulta su adaptación al medio extrauterino.
Dicho problema se solventa con la atención de personal especializado, siendo imprescindible la estancia del bebé en una incubadora que lo mantiene con el calor necesario (30ºC y humedad del 80-90%).
Se considera al bebé listo para darle el alta en el momento en que es capaz de respirar por si solo y ha ganado el peso suficiente. No por ello significa que en casa, un bebé prematuro no necesite cuidados especiales ya que hay que extremar las medidas de higiene, controlar los cambios de temperatura, vigilar la alimentación y el peso y además es muy importante que durante las primeras semanas no esté en contacto con demasiada gente ya que puede ser portadora de gérmenes que afecten a la salud del bebé.
Algo que difiere a los bebés prematuros de los que no lo son es que los primeros necesitan un seguimiento médico hasta la que sería la fecha del parto para asegurarse de la correcta evolución, centrándose en controles oftalmológicos ya que la visión está espacialmente comprometida en la inmadurez (antes mencionada).
Ante cualquier duda o problema acudir al pediatra para obtener el mayor grado de seguridad y bienestar de su bebé
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