La piel del bebé es muy vulnerable, ya
que posee menor capacidad de protección que la de un adulto. Los
niños suelen tener bastantes problemas de sequedad en la piel. Ésta
merece una atención especial en los siguientes cuidados:
hidratación, limpieza, que ropa utilizar, cómo protegerla del sol,
cómo mimarla con masajes...
Los niños presenta algunas
peculiaridades, en cuanto a su piel. Por un lado las glándulas
sebáceas se muestran ineficaces en su función de producir grasas,
lo que las hace bastante secas. Además la función de barrera es
también deficiente, por lo que la piel pierde agua con mayor
facilidad.
Al nacer, la piel está habitualmente
recubierta de la vérnix caseosa, con un alto contenido en agua y
grasa, con propiedades protectoras para la piel. Dado que el contacto
entre el bebé y los
padres es tan placentero, se puede aplicar una hidratación habitual.
Hay buenos productos hidratantes específicos para la piel del
bebé(Johnson & Johnson, Avene..). Lo mejor es que nuestro
pediatra nos recomiende la crema indicada.
Las
partes del cuerpo del bebé más sensibles a la sequedad son: la
espalda, los hombros, los brazos(sobretodo los codos), las
piernas(especialmente las rodillas), los pies y las manos. Debemos
tener en cuenta las zonas donde se forman pliegues, como la barbilla
y el culete. También debemos tener presente, a la hora de hidratar,
la piel que se encuentra detrás de las orejas, que es fina y
propensa a descamarse.
Los
problemas que puede sufrir los niños que no tienen un piel hidratada
de manera adecuada son eccemas tanto irritativos como alérgicos.
Ademas la deshidratación cutánea provoca una menor resistencia a
las infecciones tanto por bacterias como por virus y hongos.
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